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Año XXV, Número 46, julio 2025
Depósito Legal M-34.164-2001
ISSN 1695-6214
Algo más sobre la muerte de Buenaventura Durruti (II)
testimonio: «Se ha especulado mucho respecto a las últimas palabras de Durruti (…).
Compañeros que estaban a su lado y asistieron a su agonía, me aseguraron que,
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exactamente, dijo: “Demasiados comités, muchos comités”» .
De las memorias de Mera también es relevante, aunque no por lo que dijo
Durruti, sino al contrario por no decir nada, la siguiente escena; tras informarle Manzana
que Durruti había sido gravemente herido: «nos fuimos Manzana y yo al Hotel Ritz (...).
Cuando llegamos le sacaban cuatro compañeros del quirófano en una camilla. Le
subieron al piso principal, a una habitación aislada. (…) Al trasladarle de ésta a una
cama baja, Durruti se quejó bastante, lo cual nos convenció de que estaba mortalmente
herido. Una vez en la cama abrió los ojos y se quedó mirándonos, sin poder decir nada.
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Emocionado, le besé en la frente y salí de la habitación junto con Manzana» . Si
Manzana fuese el asesino de Durruti, ¿se habría arriesgado a entrar en la habitación
donde estaba pudiendo así haber sido delatado, denunciado? En mi opinión no, habría
evitado todo contacto con él mientras estuviese vivo.
Por último, Emilienne Morín, compañera o pareja de Durruti, contó en una
entrevista a Pedro Costa que el doctor Santamaría le dijo que Durruti había muerto
pronunciando el apelativo cariñoso por el que la llamaba: «Mimi». Aunque bien pudiera
tratarse simplemente de algo dicho para consolarla. La propia Emilienne expresaba sus
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dudas: «claro, que no sé si creerlo» .
A donde quiero llegar es que no parecen en ningún caso la actitud ni
palabras de alguien que sospechase haber sido herido mortalmente a traición. De ello
Hans (2002), p. 240: «Cuando llegué todavía vivía. Me reconoció, tenía dolores, quería hablar, pero el
médico lo había prohibido. Luego dijo algo, no lo entendí bien. Algo sobre los comités. ¡Demasiados
comités! Siempre hablaba de eso, desde que llegamos a Madrid. En cada esquina había un comité; era
como para sacarlos a tiros de esos agujeros. ¡Demasiados comités! Ésas fueron sus últimas palabras».
34 MERA, Cipriano (2011), p. 144.
35 Ib, p. 137. Ramón García Castro en MAGNUS ENZENSBERGER, Hans (2002), p. 240; su testimonio
sitúa a Manzana en el hotel-hospital.
36 COSTA MUSTE, Pedro (1977), p. 78.
Historia Digital, XXV, 46, (2025). ISSN 1695-6214 © Roberto Martínez Catalán, 2025 P á g i n a | 98