Page 9 - Las familias de las órdenes militares. Montesa y su bailía de Moncada: patrimonio y entramado feudal en la huerta de valencia (siglos XIV-XV)
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Año XXV, Número 45, enero 2025

       Depósito Legal M-34.164-2001
             ISSN 1695-6214


                           Las familias de las órdenes militares. Montesa y su bailía de Moncada: patrimonio y entramado….



              mayo de 1246, la situación cambió de forma radical. El rey Jaime I ofreció a la orden del
              Temple  estas  tierras  de  Montcada  y  Carpesa  a  cambio  de  otra  área  de  la  huerta,  la

              alquería y torre de Russafa. El acuerdo suponía que la orden renunciaba a los derechos

              que tenía sobre ésta a cambio de recibir la villa y tierras de Montcada, también el núcleo
              y territorio de Carpesa y, además, una treintena de hectáreas, la mayoría en el término

              de  la  vecina  alquería  de  Benifaraig  (exactamente  11  jovadas  de  tierra,  unas  33
              hectáreas). La permuta se entiende y se justifica si pensamos que los del Temple ya

              poseían otras  áreas  cercanas,  lo  que  les  permitiría  crear un  conjunto homogéneo  –la
              futura  bailía  de  Montcada,  que  quedará  completada  con  Borbotó  y  Massarrojos–.  La

              alquería  de  Borbotó  había  pasado  al  Temple  en  1238  por  donación  de  Guillem  de

              Portella, quien la había recibido del rey; y Massarrojos se incorporó a la orden en 1251
              también mediante una permuta con Ximén Pérez d'Arenós, que recibe a cambio la villa y

              el castillo de Albentosa .
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                     La maquinaria feudal sobre una bailía periurbana


                     A mediados del siglo XIII quedaba configurado y consolidado así el mayor señorío

              en  la  estratégica  huerta  que  rodeaba  la  capital  del  reino,  y  que  a  nivel  demográfico
              contaba con unas ciento cincuenta familias cristianas. Su potencialidad económica, con

              tierras de alta productividad cruzadas por una densa red de acequias, hizo que la orden
              se cuidara mucho en mantener y rentabilizar esta auténtica máquina de generar rentas.

              Sin  embargo,  para  las  familias  que  trabajaban  estas  parcelas,  todo  este  juego  de

              tratados,  acuerdos  y  permutas,  supuso  un  cambio  fundamental  porque,  desde  su
              inclusión en el Temple, pasaron a ser vasallos de ese nuevo titular. Además, la orden

              inició  un  proceso  de  adquisición  de  parcelas  (mediante  compras  o  permutas)  a  los
              primeros beneficiarios y propietarios, a quienes el rey se las había concedido años antes











            11  BURNS, Robert: El regne croat de València, 3i4, Valencia, 1993, pp. 420-425.




                         Historia Digital, XXV, 45, (2025). ISSN 1695-6214 © Antoni Llibrer Escrig, 2025                  P á g i n a  | 57
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